lunes, 19 de julio de 2010

Elocución

Principios de la elocución

Cualidades de la elocución:
Los libros octavo y noveno tratan con esmero esa parte de la retórica llamada elocución, mal usada por algunos oradores cuando no se ayudan de los principios y mejores modelos.
Fueron unas escuelas romanas de la decadencia las que dieron mala fama al arte de hablar con persuasión, fama que llega hasta nosotros por obra de los desavisados, para quienes la oratoria es un arte verboso y perjudicial; pero Quintiliano, como Tácito, combatió enérgicamente aquellas escuelas, divulgando las letras griegas y la buena elocución, sin la cual el discurso es endeble cuando no ridículo.
Es el momento en que disponemos la redacción de los pensamientos por medio de la escritura; depurando, modificando o ampliando, de manera que las palabras y sus giros plasmen los conceptos con exactitud y belleza. Para esta operación hablaremos de hablar nuestros conocimientos de la gramática, cuidando del cumplimiento de sus reglas, sin más excepciones que, en aquellos casos en que la estilística nos marque otro camino. Es durante la elocución cuando habremos de redactar lo conceptualizado, en un estilo propio, que refleje nuestra personalidad.Uno de los aspectos a los que más atención debería concederse es el proceso de elocución, es el de evitar frases hechas (emplear tropos ya usados por otros) y rehuir con esmero los vicios de dicción: barbarismo, solecismo, cacofonía, anfibología y monotonía.Durante las tareas elocutivas, debemos tener en cuenta la prioridad que, para el redactor deben tener la elegancia y la fuerza o energía de las palabras que se emplean en cada frase, así; o en la sustitución del lenguaje recto por lenguaje figurado. Los recursos para la construcción en lenguaje recto son las reglas gramaticales y las figuras retóricas de dicción; para el lenguaje figurado contamos con el recurso de los tropos.Entre las figuras de dicción que podemos emplear, en las operaciones de elocución se encuentran:

El polisíndeton: consiste en repetir una misma conjunción al principio de cada frase:-“No hubo manera de hacerla comer. Se pasaba los días encogida en un rincón como un ídolo. No hablaba jamás. El médico vino, dijo que tenía fiebre. Le recetó quinina. No hubo forma de dársela. Murió en la quincena pasada. La enterramos allí…” (Amado Nervo, “La yaqui hermosa”).

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